Les hubiera gustado estar tranquilos en su casa o en el hogar de un amigo disfrutando del superclásico. Sin embargo, debido a sus obligaciones tuvieron que ver el choque entre River y Boca en algún bar, escucharlo por radio y hasta seguir los detalles a través del celular. “No podemos dejar de trabajar”, coincidieron en decir José y Pedro Villagra, que se desempeñan como cartoneros. Los primos estaban subidos al camión de la Municipalidad y ahí escuchaban por radio cada detalle del partido más importante del fútbol argentino. “No me quiso apostar nada porque sabe que va a perder. La serie la va a ganar tranquilamente Boca”, disparó Pedro, fanático del “xeneize”. “Le tengo fe a River, aunque no le quise jugar nada para no ganarle. Son dos partidos y al final pasamos nosotros para la próxima fase”, dijo José.

José Herrera iba caminando a toda velocidad por 25 de Mayo al 100. “Voy muy apurado, para ver si puedo llegar a ver algo del partido en la Terminal de Ómnibus”, contó este joven que debía viajar hasta Burruyacu. “Voy a mirar el encuentro hasta que llegue el colectivo y mientras vaya viajando seguiré los detalles por el celular”, agregó.

Un drugstore ubicado en San Martín al 400 fue el lugar de “paso” elegido por muchos. “La idea es ver el primer tiempo acá y luego voy al trabajo”, contó Franco Ammar. Juan Ramón Roldán salió de su trabajo en la zona céntrica y detuvo su moto para ver el partido. “Siempre nos juntamos acá con otros chicos que aún no llegaron”, dijo el hincha del “millo”.

Los amigos Nahuel González, Ramiro Lizárraga, Nicolás Galdeano, Facundo Giménez y Maximiliano Ramos estaban juntos siguiendo atentamente el cotejo. “Soy el único de River de este grupo, pero lo disfrutamos tranquilos entre todos”, contó Ramos.

Yuliana Fayoni, Aldana Sosa y Romina Díaz integraban la tribuna femenina. “Estamos de pasada, antes de ir a la Escuela”, contaron. El superclásico encontró a muchos tucumanos realizando sus tareas habituales, aunque no se perdieron detalles del primer gran choque.